disponibilidad de ir al supermercado para lo uno y al mercado para lo otro, voy al
supermercado y hago todo ahí”, dijo Ana Paredes, de 50 años.
Por otro lado, Marta Espinoza de 74, dijo “que ya no acude a los mercados porque a mi
edad me siento más segura yendo a un ‘mall’ y dejando el carro en un parqueadero”, contó
Espinoza.
Estefanía Pérez, de 26 años, mencionó que no compra en los mercados debido a que los
precios no son fijos “Una no sabe si le están cobrando lo que en realidad valen los
productos o si se están subiendo porque una no sabe”, explicó Pérez.
Los Mercados Minoristas municipales se reafirman ahora como garantía de seguridad y
calidad alimentaria, de mayor competencia y diversidad en la oferta comercial; y de
sostenibilidad y eficiencia ambiental en la gestión de los servicios que requiere la
distribución alimentaria en el siglo XXI. (Mercados vivos. Ciudades sostenibles, s.f.)
La frescura del producto
La calidad de los vegetales es uno de los factores que ha logrado fidelizar a ciertos clientes
del mercado. Diana Almeida es una compradora que todavía adquiere los productos en el
mercado. “Tengo la impresión de que las legumbres y las frutas son más frescas que en
los supermercados”, mencionó Almeida y dijo que los prefiere porque son más naturales.
De la misma manera opinó Eduardo Dueñas, dueño de un restaurante de la ciudad.
“Pienso que la frescura de un producto influye mucho en el sabor de la comida que
ofrezco. Los productos de los mercados no pueden compararse en calidad con los de los
supermercados”, dijo Dueñas. Sin embargo, afirmó que las carnes, debido a la seguridad,
al mantenimiento y al proceso al que se someten, prefiere adquirirlas en un supermercado.
Para lograr la calificación los mercados municipales deben ofrecer alimentos diversos,
culturalmente apropiados y de calidad que no presenten riesgos a la salud, ser espacios de
cohesión social en donde la comunidad pueda disfrutar y aprovechar los espacios de
intercambio ciudadano, que los comerciantes de los mercados presten servicios y
productos de calidad al cliente y a precios justos en un espacio con condiciones dignas de
trabajo (clima laboral, condición higiénica sanitaria). (QuitoInforma, 2017).
Se espera que los comerciantes de los mercados mejoren las ventas y sus ingresos
económicos, además, que los mercados sean espacios con buenas prácticas ambientales y
que se puedan disminuir pérdidas y desperdicios alimentarios.
Para Pedro Reino, historiador, la gente ha dejado de ir a los mercados por un tema
propagandístico. La infraestructura de un centro comercial, las estanterías atraen al
público y por eso prefieren acudir a estos lugares. (Reino, 2019).
Reino manifestó que otro punto a favor de los centros comerciales es la libertad y la
posibilidad de elegir los productos, tomarlos, examinarlos y no como en el mercado en