
e-ISSN 2600-6006, julio - diciembre 2025, Vol. 6 - Núm 11
ULEAM - Extensión Sucre - Bahía de Caráquez 39
Introducción
La evaluación educativa en las últimas décadas ha pasado de ser
un proceso unidireccional y centrado en la gura del docente
a un enfoque más holístico e inclusivo centrado en el alumno.
Tradicionalmente, la heteroevaluación, donde el docente es el
principal evaluador, era el método predominante. Sin embargo,
con el avance de las teorías pedagógicas y la necesidad de
fomentar un aprendizaje más integral y participativo, han
surgido otros tipos de evaluación, como la coevaluación y la
autoevaluación. Estos tipos de evaluación no solo diversican el
proceso evaluativo, sino que también promueven la autonomía,
la responsabilidad y el pensamiento crítico entre los estudiantes
(Ramani et al., 2019).
La evaluación en la educación superior es un proceso para
garantizar la calidad del aprendizaje y el desarrollo integral de
los estudiantes. En este contexto, la evaluación formativa se
destaca como una herramienta que no solo mide el rendimiento
académico, sino que también facilita el proceso de aprendizaje
continuo y la mejora de las prácticas pedagógicas. La evaluación
formativa se dene como un proceso continuo que permite a los
docentes monitorear el proceso de los estudiantes y adaptar la
enseñanza según sus necesidades especícas (Saldaña, 2022).
En el contexto actual de la educación superior, las Tecnologías
de la Información y la Comunicación (TICs) han transformado
signicativamente el proceso enseñanza-aprendizaje, incluyendo
los métodos de evaluación. El uso de plataformas digitales,
sistemas de gestión de aprendizaje (moodle, blackboard, etc..), y
herramientas interactivas ha permitido a los docentes implementar
evaluaciones más dinámicas, personalizadas y accesible (Cabero-
Almenara & Palacios-Rodríguez, 2021).
Estas tecnologías no sólo facilitan la retroalimentación en
tiempo real, sino que también promueven la autorregulación y el
aprendizaje autónomo al ofrecer a los estudiantes la posibilidad de
autoevaluarse y recibir un seguimiento constante de su progreso
(Williams, 2024). La integración de las TICs en la evaluación
fomenta una participación más activa de los estudiantes, quienes
pueden acceder a recursos multimedia, realizar pruebas en línea y
recibir retroalimentación inmediata sobre sus resultados.
La agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones
Unidas que enmarca lograr una educación de calidad, busca
asegurar que la educación sea inclusiva, equitativa y accesible
para todas las personas, sin importar su contexto. En este marco,
las tecnologías digitales facilitan la consecución de este propósito,
al ofrecer nuevas formas de enseñanza y aprendizaje que pueden
superar barreras geográcas, económicas y sociales.
En los últimos años, la autoevaluación ha cobrado relevancia
como una herramienta en el fomento de la autonomía y la
conciencia en los estudiantes sobre su proceso de aprendizaje y
el uso de la tecnología ha facilitado este tipo de evaluación. La
autoevaluación permite a los estudiantes identicar fortalezas y
áreas de mejora, favoreciendo la autorregulación y el aprendizaje
signicativo (Basurto Mendoza et al., 2021; Cubero Ibáñez &
Ponce González, 2020).
La autoevaluación fomenta el desarrollo de competencias
metacognitivas y el aprendizaje autónomo en los estudiantes.
Sin embargo, es importante comprender cómo se relaciona
la autoevaluación con otros tipos de evaluaciones, como la
heteroevaluación y coevaluación (Guamán Ledesma & Rivera
Guamán, 2024).
La autoevaluación promueve una mayor conciencia en los
estudiantes sobre su propio rendimiento académico y facilitando
un aprendizaje autorregulado, permitiendo a los estudiantes
reexionar sobre su propio desempeño y tomar un rol activo en
su proceso de aprendizaje (Basurto Mendoza et al., 2021).
La autorregulación del aprendizaje es un proceso mediante el cual
los estudiantes planican, supervisan y evalúan activamente su
propio aprendizaje (Contreras Valeria & Williams Oyarce, 2024;
de Ruig et al., 2023). Este enfoque está estrechamente relacionado
con el autoaprendizaje, que promueva la autonomía de los
estudiantes y su capacidad para gestionar su proceso académico.
En este contexto, la autoevaluación se presenta como un tipo de
evaluación ecaz para desarrollar estas competencias, ya que
invita a los estudiantes a identicar tanto sus fortalezas como las
áreas en las que requieren mayor apoyo (Peinado Camacho et al.,
2024a).
A pesar de la creciente evidencia sobre los benecios de la
autoevaluación, su uso en el aula sigue siendo un desafío para
muchos docentes. Por tal motivo el objetivo del presente artículo
fue analizar el impacto de la autoevaluación en el desempeño
académico y la percepción de los estudiantes de cuarto semestre
de Licenciatura en informática.
Metodología
La metodología empleada en esta investigación fue mixto,
combinando métodos cualitativos y cuantitativos para obtener
una comprensión integral del impacto de la autoevaluación en
el aprendizaje de los estudiantes en el contexto del estudio de
funciones matemáticas. En cuanto a la técnica de investigación
se empleó el estudio de caso y el diseño fue longitudinal y cuasi-
experimental, mientras que el alcance fue de tipo interpretativo y
método de teoría fundamentada para lo cualitativo, y en el caso de
lo cuantitativo es de tipo descriptivo-comparativo.
La muestra del estudio estuvo conformada por 39 estudiantes
de nivel superior, seleccionados mediante un muestreo no
probabilístico por conveniencia, y un docente encargado de la
asignatura. Los participantes fueron estudiantes qué cursaban
la asignatura de Cálculo Diferencial e Integral que se imparte
en cuarto semestre en la Licenciatura en Informática de la
Universidad Autónoma de Sinaloa. Las edades de los estudiantes
oscilan entre los 19 y 21 años.
Se contó con la participación dos profesores investigadores
de la Facultad de Informática Mazatlán con doctorado en