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MANCOMUNIDAD PARA EL DESARROLLO TERRITORIAL
COMMONWEALTH FOR TERRITORIAL DEVELOPMENT
Estela Rossana Sabando-Mendoza
1
; Medardo J. Horacio Sabando-Garcés
2
Universidad de Zulia
1
, Zulia-Venezuela;
Universidad Técnica de Manabí
2
, Portoviejo-Ecuador
estela.sabando@uleam.edu.ec
1
: medardo.sabando@utm.edu.ec
2
Estela Rossana Sabando-Mendoza
1
, https://orcid.org/0000-0001-6938-6405
Medardo J. Horacio Sabando-Garcés
2
, https://orcid.org/0000-0002-0506-0411
Recibido: 29/01/2021 Aceptado: 25/05/2021
Código Clasificación JEL: Q01-R11-R58-O18-O21
RESUMEN
Con la aprobación y puesta en marcha, de la nueva Constitución de la República de Ecuador de 2008, se
adopta un nuevo paradigma que, proclama un modelo de descentralización de competencias del Estado,
bajo principios de obligatoriedad y progresividad por niveles de gobierno, buscando que los gobiernos
autónomos descentralizados (GAD), alcancen mayores niveles de satisfacción en las necesidades
territoriales. En este propósito, aquí se plantea, la necesidad de transitar, en una ruta alternativa que
privilegie el desarrollo territorial, a partir de la valoración de las potencialidades locales en la provincia de
Manabí, por lo que, se exploran diversas teorías y enfoques para describir el fenómeno observado, lo que
define a esta investigación como no experimental y longitudinal. En tal virtud, este trabajo propone
profundizar en la identificación de estrategias que, bajo principios de mancomunidad, permitan un modelo
de gestión distinto del que les correspondería de forma individual a cada cantón.
Palabras Clave: Desarrollo sostenible, Actividad económica regional, Política de desarrollo
regional, Análisis regional, Modelos de planificación.
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ABSTRACT
With the approval and implementation of the new Constitution of the Republic of Ecuador of 2008, a new
paradigm was adopted, which proclaims a model of decentralization of State competencies, under principles
of mandatory and progressive government levels, seeking that the decentralized autonomous governments
(GAD) reach higher levels of satisfaction of territorial needs. In this purpose, the need to move towards an
alternative route that privileges territorial development, based on the valuation of local potentialities in the
province of Manabí, is proposed here. Therefore, several theories and approaches are explored to describe
the observed phenomenon, which defines this research as non-experimental and longitudinal. By virtue of
this, this work proposes to deepen in the identification of strategies that, under common principles, allow
for a management model different from the one that would correspond individually to each canton.
Key Words: Sustainable development, Regional economic activity, Regional development
policy, Regional analysis, Planning models.
INTRODUCCIÓN
Para comprender los procesos de desarrollo de un país, es necesario conocer las funciones que cumple el
Estado de dicho país, de allí que destacan, salvo ciertas excepciones, las de acumulación de capital, y las
de legitimación social; en este sentido, la primera está referida al cumplimiento de políticas económicas,
mientras que la segunda, a las políticas asistenciales y de control social.
Desde la óptica de las políticas económicas James O´Conor (2002), sostiene que estas se
subdividen en políticas sectoriales y globales, siendo las primeras las que están referidas a los sectores
productivos y de apoyo a la acumulación, en tanto las segunda, se refiere a la acumulación y a la
redistribución, siendo parte de ellas, la política de precios y remuneraciones, fiscal y financiera, monetaria
y crediticia, cambiaria y arancelaria, entre otras. De aquí, que los análisis de estas políticas permitirían
comprender las actitudes de la economía y la sociedad en general, en la que actúan los sectores económico-
social hegemónicos, a través del Estado, conformando un modelo económico estratificado en clases
sociales.
En el caso ecuatoriano, su trayectoria económica ha estado sustentada en la agricultura como
proveedor de productos naturales y con bajo valor agregado, en la que, la tenencia de la tierra asociado a
niveles productivos, ha dado paso en la mayoría de los casos, a la conformación de élites y clase sociales.
Lo aquí manifestado, se puede comprender al revisar la cronología del sector externo ecuatoriano, en la que
pudieran establecerse tres períodos, pero siempre en relación a un producto primario dominante, lo cual
deja al descubierto una insuficiente diversificación.
El primer período productivo (1860-1920), la economía ecuatoriana sustentaba su economía en la
producción y comercialización de cacao; un segundo período, caracterizado por la producción y exportación
de banano; finalmente, el tercer período, el petrolero, en el que el mayor auge se dio entre 1972 y 1982,
seguido por una crisis que aún no logra superar.
En esta cronología, se llega al siglo XX, en la que, el Ecuador asume el desafío de reestructurar su
modelo económico y social, por lo que, en la Asamblea de Montecristi en el año 2008, se decide impulsar
los procesos de autonomía y descentralización dentro de un marco de equidad social, económico y
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territorial, con lo cual se buscaría permitir que los gobiernos autónomos descentralizados accedan con
mayor oportunidad, para lograr consolidar sus procesos de desarrollo a través de sus potencialidades
endógenas; para este propósito, se amplían los principios de democracia y la viabilidad hacia un país
productivo, igualitario y territorialmente justo.
En las dos últimas décadas, hablar de descentralización en Ecuador, es repensar en los cambios
que deben asumir los gobiernos seccionales y sus sistemas de gestión, precisando para ello cambios en su
estructura política, administrativa y económica.
En este escenario, la Constitución de Ecuador 2008, plantea un proceso de descentralización,
basado en el ejercicio de competencias exclusivas por niveles de gobiernos y de la transferencia
complementaria de otras competencias por parte del Estado Central, hacia los distintos gobiernos
autónomos descentralizados, esto implica que, el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía
y Descentralización (COOTAD), ponga especial atención a los procesos de descentralización, autonomía y
organización territorial, lo cual constituye no solo un desafío trascendental para la agenda de transformación
social, económica, democrática y de recomposición institucional, sino que estos al ser trasladados a quienes
deben asumir las distintas competencias dictadas en la Carta Suprema, le asista la substancial tarea de hacer
que estos procesos funcionen y cumplan los objetivos y aspiraciones propuestas para el desarrollo
territorial.
Ojeda Segovia (UNDO, 2002) en su estudio sobre los procesos de descentralización, ha sostenido
que, siendo este un proceso de alta complejidad, costoso y conflictivo, es, sin embargo, una herramienta
legal que viabiliza no solo los procesos de descentralización, sino también, la voluntad incondicional de
por lo menos tres actores principales: el gobierno central, los gobiernos autónomos y la sociedad.
En estos marcos, la descentralización y desconcentración de funciones y recursos del Estado, cobra
importancia para el desarrollo de estrategias de mancomunidad para el desarrollo territorial, que, desde
Ecuador esta es entendida como un conjunto de entidades de derecho público con personería jurídica, que,
cumpliendo fines específicos y determinados, se expresan mediante compromisos de complementariedad
en la búsqueda de mejores condiciones sociales.
Los gobiernos autónomos descentralizados regionales, provinciales, distritales, cantonales o
parroquiales rurales y los de las circunscripciones territoriales indígenas, afroecuatorianas y
montubias podrán formar mancomunidades entre sí, con la finalidad de mejorar la gestión de sus
competencias y favorecer sus procesos de integración, en los términos establecidos en la
Constitución y de conformidad con los procedimientos y requisitos establecidos en este Código.
Cuando el mancomunamiento se realiza entre dos o más gobiernos autónomos
descentralizados del mismo nivel de gobierno que no fueran contiguos o entre gobiernos
autónomos descentralizados de distintos niveles se denominarán consorcios. Las mancomunidades
y consorcios que se constituyan podrán recibir financiamiento del presupuesto general del Estado
para la obra o proyecto objeto del mancomunamiento, en función de la importancia de la obra o
proyecto, previa aprobación por parte del gobierno central. (COOTAD, 2019, Art. 285)
De conformidad con lo expresado en líneas anteriores, al identificar que existe un debate entre el
desarrollo territorial, centrado en lo económico y en lo social, emerge la necesidad de analizar las
características y potencialidades de los llamados cantones (para el caso ecuatoriano), para que, mediante su
asociatividad, transiten por un sendero alternativo que, conduzca al desarrollo en toda su expresión.
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De aquí la necesidad de incursionar en la presente investigación, con lo cual se justifica este
trabajo, toda vez que presenta un estudio que, aunque no acabado, pretende proporcionar lineamientos para
el desarrollo territorial a partir de la asociatividad en función del potencial endógeno que se genera desde
lo local. En este propósito, se identifican las potencialidades y/o barreras que, incidirían en la conformación
de mancomunidades entre cantones, buscando con ello tributar al desarrollo territorial de la provincia de
Manabí y del Ecuador.
Por lo ya indicado, el problema a resolver será: ¿Cómo la conformación de la mancomunidad
entre los cantones de la provincia de Manabí contribuirá al desarrollo local y nacional ecuatoriano en los
marcos de las expectativas internacionales?
A partir del problema planteado, el objeto de estudio en lo teórico está determinado por la
fundamentación de los factores subyacentes de la dimensión territorial, en la que, el desarrollo socio-
económico es visto como un proceso multidimensional y complejo, en el que interactúan las dimensiones
económicas y sociales como aspectos vitales del desarrollo; en lo práctico, por la profundización del análisis
sobre las potencialidades y limitaciones del desarrollo local en los cantones manabitas, así como su
contribución al desarrollo territorial-nacional.
Dadas las condiciones que anteceden, el desarrollo del trabajo que aquí se presenta, refleja las
siguientes bondades:
Actualiza el tratamiento teórico y la experiencia acumulada respecto a la noción del desarrollo.
Identifica la situación socio-económica de los cantones manabitas bajo principios de
multicausalidad en el entorno provincial y nacional.
Realiza un análisis multidimensional de la noción del desarrollo en Manabí y Ecuador para la
aplicación y puesta en marcha del Proyecto de mancomunidad.
METODOLOGÍA
Para el cumplimiento de lo aquí señalado, se ha empleado una metodología que engloba a un conjunto de
métodos; entre ellos, el método teórico, dentro del cual se ha empleado el lógico-abstracto para la
fundamentación teórica del problema, el análisis-síntesis para el estudio de la literatura especializada en la
temática, y su carácter multidimensional respecto al objeto de investigación y de la síntesis de los
resultados; y, el inductivo-deductivo, utilizado en las generalizaciones acerca del objeto de estudio.
RESULTADOS INVESTIGATIVOS
EL DESARROLLO TERRITORIAL EN ECUADOR
Durante décadas, el debate centralización/descentralización ha sido objeto de múltiples apreciaciones por
diferentes analistas, existiendo un alto nivel de coincidencia, al considerar que estos temas no configuran
un par estrictamente dicotómico; sino que, sus polos representan los extremos de un conjunto de situaciones
en la que cada punto intermedio constituye una combinación de ellos caracterizado por el contexto histórico
en el que actúan.
Work (2001), ha sostenido que, “la descentralización no es una alternativa a la centralización”;
significa entonces que, no constituye un pensamiento voluntarista, sino que, dependerá del alcance que
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tenga el cambiante contrato social, situación que ha dado paso a un cierto nivel de confusión conceptual en
el debate descentralizador (Boisier, 1991).
En el ámbito político, del liberalismo bajo la corriente ideológica del humanismo cristiano (del
“catolicismo social”, como se le denominaba décadas atrás), la descentralización societal era interpretada,
como la aplicación práctica del principio político de subsidiaridad, en la que, cada organización social tenía
competencia para intervenir sobre su propio ámbito (funcional o territorial), transfiriendo “hacia arriba”
sólo aquello que el bien común o la tecnología establezca como responsabilidad del ente mayor.
En este polémico debate, varios analistas consideran a la descentralización como un aspecto con
matices políticos bajo dos dimensiones (medio y fin); por lo que, al ser este asumido como una cuestión
instrumental y finalista, permitiría explicar su carácter inasible, su conversión en bandera de gobierno como
también de oposición.
En la realidad Latinoamericana, la descentralización ha sido concebida como un concepto de
elevada ambigüedad cotidiana, lo cual ha permitido que se hable indistintamente de descentralización o de
desconcentración, confundiendo muchas veces los aspectos de deslocalización con la descentralización. A
los efectos de este, es necesario dejar en claro que, aun cuando los procesos de desconcentración y
descentralización se encuentren frecuentemente en un mismo continuo, el primero de ellos alude a una
cesión de capacidad de decisión desde un nivel jerárquico dado a otro inferior dentro del mismo organismo,
tratándose en consecuencia de una cuestión interna que no requiere sino la voluntad del nivel jerárquico
superior; el segundo, la descentralización, supone la creación de un ente distinto de aquel del cual se va a
transferir capacidad decisoria, lo cual supone la presencia de un proceso de concesión de personalidad
jurídica propia, de recursos y de normas propias de funcionamiento.
En relación con este último, puede agregarse que, en los procesos de descentralización, estos
pueden dar origen a tres modalidades: (a) funcional, cuando se crea un ente con personalidad jurídica,
normas y presupuesto propio, estando su accionar limitado a una función, actividad o sector; (b) territorial,
cuando se crea un ente con las características señaladas, de alcance multisectorial, pero cuya actuación se
restringe a un espacio político/administrativo definido; y (c) política, cuando cumplidos los requisitos
básicos, la generación del ente deriva de procesos electorales populares, secretos e informados, como puede
ser, por ejemplo, un Municipio.
Desde otra apreciación conceptual no menos importante, el proceso de descentralización, es
entendido como el proceso de reforma que sufre la administración pública, o dicho de otra manera, como
proceso de desconcentración, misma que atañe a lo territorial del aparato tecno-burocrático de gobierno; no
obstante de la vertiente conceptual que se asuma, hoy en día, la discusión teórica, se orienta a aceptar que,
la descentralización es aquella que partiendo de una reforma del Estado mediante un cambio en su
estructura, permite articular al Estado con la sociedad civil en los marcos de una distribución espacial del
poder (Boisier, 2004).
Retomando a Work (2001), este autor sostiene que, “La descentralización es mucho más que una
reforma del sector público, de la administración o del funcionalismo. Envuelve el papel y las relaciones de
todos los actores societales, sean gubernamentales, del sector privado o de la sociedad civil” (p.42). Agrega,
“en los dos casos últimos es clara la naturaleza política de la descentralización, ya que se trata de una
modificación en el patrón de distribución del poder, del recurso colectivo por antonomasia”. Lo enunciado
por Work respaldaría lo propuesto por el venezolano Brewer-Carías (1998) quien sostiene que, en este
proceso es necesario considerar el carácter político del proceso, saliendo al paso de quienes, por distintas
razones, ven solo la dimensión administrativa.
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En relación con este último, este trabajo acepta el supuesto que, una democracia madura supone
una amplia distribución social del poder político; es decir, una descentralización, en la que el mayor error
es asignar causalidades unidireccionales, como si un proceso necesariamente generase linealmente el otro,
desconociéndose el carácter recursivo de ambos. Esto significa que, en términos territoriales la transferencia
de poder a regiones, podría resultar antidemocrática si en tales regiones no existe un receptor socialmente
adecuado, en cuyo caso el poder transferido solo reforzaría estructuras oligárquicas y clientelísticas.
Con referencia a lo anterior, en el escenario complejo y cambiante de hoy en día en América Latina
y el Caribe, se coincide con lo expresado por la CEPAL 2014, en que la región ha llegado a una encrucijada
que “obliga” a reorientar el actual paradigma del desarrollo para garantizar la igualdad y la sostenibilidad
en sus territorios.
La fuente ya citada, sugiere que, para lograr un cambio de paradigma, será necesario enfrentar los
desafíos, que vistos como obstáculos al momento de cerrar las brechas estructurales, permitan ejercer los
derechos ciudadanos, con el fin de aumentar la productividad, a partir de la superación de su estructura de
producción dual por medio de sectores y actividades intensivos en conocimientos, así como el aumento de
la resiliencia para hacer frente a las restricciones externas y las vulnerabilidades a las que están expuestas.
Para el caso del Ecuador continental ubicado en el centro oeste de Sud América, dadas sus
características naturales, presenta tres franjas geográficas que van de norte a sur, siendo estas: Costa
(territorios en la que uno de sus límites es el Océano Pacífico); Sierra (los territorios que se encuentran en
la franja central e influidos por la cordillera central y una cadena de volcanes); y, Amazonía (territorios
ubicados en la región amazónica). A partir de esta división natural, existe una división geopolítica
administrativa que considera 24 provincias, siendo uno de ellos, la provincia de Manabí con 22 cantones.
Para la realidad ecuatoriana, los cantones
constituyen divisiones administrativas o entidades
territoriales que subdividen a una provincia (ver
figura ilustrativa), cuyo accionar político-
administrativo, se rige por el Código Orgánico de
Organización Territorial, Autonomía y
Descentralización (COOTAD), la cual establece la
posibilidad de que tanto los cantones, así como las
provincias puedan unirse en pro de su desarrollo,
conformando para ello, mancomunidades o
consorcios; en la actualidad, existen varias
mancomunidades ubicadas especialmente en la
zona centro norte del país, no así en la región costa
a la que pertenece la provincia de Manabí.
Paralelamente a los objetivos propuestos para el desarrollo territorial del Ecuador, a nivel mundial
y con la presencia de los líderes mundiales, el 25 de septiembre de 2015, se plantearon los Objetivos del
Desarrollo Sostenible (ODS), cuyo propósito es la de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la
prosperidad de todas las personas, como parte de una nueva agenda para el desarrollo con visión al 2030.
En este propósito, los ODS son 17 y están orientados a la aplicación universal en sus dimensiones
económica, social y ambiental, y cultural como eje transversal del desarrollo. Estas propuestas, siendo de
carácter universal, también atañen a los planes de desarrollo de Manabí y sus cantones.
Figura 1
Mapa Político Administrativo de la provincia de Manabí
Ubicación geográfica de la provincia de Manabí en el territorio
nacional ecuatoriano, y este último, en el Continente Americano.
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Frente a esta realidad, se ha llegado a conocer que, la dinámica del crecimiento entre las diferentes
poblaciones del país, han estado influenciadas por una creciente diferencia de su potencial endógeno, en la
que, mientras unos poseen adecuadas potencialidades productivas, otras enfrentan un panorama de creciente
abandono que, en la mayoría de los casos provoca migración poblacional.
Frente al desequilibrio existente en torno a las potencialidades productivas de cada localidad, es
necesario buscar la ruta que permita impulsar el desarrollo de los cantones “más pobres” del país, lo cual
constituye, no solo un reto, sino, una necesidad que se inserta en el campo de la justicia social para atender
a las personas que viven en situación de pobreza, a la vez que se logre impulsar un adecuado
aprovechamiento de los recursos naturales que garantice la sustentabilidad de la población.
Desde el punto de vista de la seguridad territorial, la conformación de mancomunidades permitirá
que en aquellas zonas en las que por su abandono se han visto contaminadas por el narcotráfico, el desarrollo
de nuevas estrategias productivas contribuirían a la cohesión social y al mejoramiento de la calidad de vida.
Por las consideraciones anteriores, el fortalecimiento de los programas de desarrollo local o
regional bajo el principio de mancomunidad pondría en marcha una serie de beneficios por su efecto
derrame, siendo estas, el fortalecimiento de la democracia participativa, la construcción de redes sociales,
la identificación de alternativas de innovación para el desarrollo, entre otras.
Desde el punto de vista de la Economía Regional, siendo esta una especialidad que trata el
desarrollo desde la perspectiva del espacio territorial, resulta obligada la referencia de reconocer la
presencia de tres niveles de análisis: el nivel (o plano de análisis) macroeconómico que estudia el
funcionamiento de la economía en su conjunto; el nivel microeconómico que analiza el comportamiento de
(componentes específicos) los agentes económicos, las industrias, las empresas y las economías domésticas;
y un nivel intermedio entre estos, que se conoce como la mesoeconomía, que aborda el estudio de los
problemas específicos de alcance intermedio entre la macroeconomía y la microeconomía, en la que se
incluyen aspectos tales como: dinámica sectorial, localización productiva, infraestructura productiva y
social, niveles de vida, entre otros, en el contexto regional (local y/o territorial).
Con referencia a lo anterior, una de las herramientas que tienen los gobiernos autónomos
provinciales, municipales y parroquiales son las mancomunidades o consorcios, las que, a su vez, permiten
obtener más recursos para la realización de sus obras. El Consejo Nacional de Competencias (CNC) es la
entidad encargada de registrar los acuerdos de celebración de mancomunidades, por lo que sus registros
dan cuenta que en Ecuador al 2018, existen 25 mancomunidades.
Según esta misma fuente (CNC., 2018, Resolución 002-CNC-2018- Suplemento R.O. N° 322),
quienes más utilizan los recursos provenientes de la conformación de mancomunidades, son los municipios,
puesto que hay 19 acuerdos que se han realizado entre estas entidades, 4 entre parroquias y 2 entre
provincias. Con estos acuerdos las autoridades consiguen desarrollar proyectos. Uno de las más recientes,
es el que han emprendido los prefectos de Los Ríos y Bolívar para solucionar el sistema vial.
Otras mancomunidades, como la de Los Ríos, Guayas y Bolívar, están orientadas al manejo de desechos
sólidos, involucrando a 20 municipios, de los cuales 13 corresponden a Los Ríos, 4 a Guayas y 3 a Bolívar.
Según García (2018), la competencia más común entre los municipios es por el tema de tránsito, puesto
que se han conformado 4 para este fin. Esta particularidad ocurre por la disposición del Código Orgánico
de Ordenamiento Territorial, Autonomías y Descentralización (COOTAD), que ordena a los gobiernos
autónomos descentralizados (GAD) asumir el manejo del tránsito en sus poblaciones.
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RETOS Y DESAFÍOS PARA LA CONFORMACIÓN DE LA MANCOMUNIDAD EN LA
PROVINCIA DE MANABÍ-ECUADOR
Como se mencionó en líneas anteriores, Ecuador cuenta en su división geográfica administrativa con varias
provincias, siendo una de ellas la provincia de Manabí, ubicada en la región Litoral o Costa, su capital
administrativa es la ciudad de Portoviejo. La capital provincial se encuentra asentada sobre una superficie
de 19.427 km
2
, siendo la más poblada entre los cantones de la provincia. Además del territorio continental,
las islas de la Plata y Salango, son parte de la jurisdicción provincial.
La provincia de Manabí limita con las siguientes provincias; al norte con Esmeraldas, por el este
con Santo Domingo de los Tsáchilas y Los Ríos, al sur con Santa Elena, al este y al sur con Guayas y al
oeste con el Océano Pacífico; se extiende a lo largo de una franja marítima de aproximadamente 350
kilómetros. En este territorio habitan aproximadamente
1'369.780 personas, según el último censo nacional, siendo la
tercera provincia más poblada del país después de Guayas y
Pichincha (INEC., 2010).
Entre las actividades más importantes de la provincia
de Manabí, destaca el comercio, la ganadería, la industria y la
pesca; este último influenciado principalmente por la presencia
del puerto de Manta, considerado el segundo puerto más
importante del país con las mayores fábricas de atún en Manta,
el sector agropecuario en la vida rural; y, el turismo,
principalmente en sus extensas playas.
Una de las características más sobresalientes de los
cantones que integran la provincia de Manabí, es su potencial
endógeno, lo cual brinda la posibilidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Social, en la que, las
bondades naturales, privilegian y complementan la variedad de producción para ciertos cantones, en
dependencia de su ubicación, así se tiene que, los cantones del norte de la provincia destacan por su
producción agropecuaria, al sur, los cantones que allí se ubican, destacan por la producción agrícola de
ciclo largo, al este, producción agrícola de ciclo corto y largo, así como producción ganadera; al oeste,
producción acuícola y de productos del mar; además, las actividades de artesanía, se encuentra presente a
lo largo y ancho de toda la provincia, lo que en conjunto permite el desarrollo del turismo en todas sus
manifestaciones.
El procesamiento de las potencialidades productivas de la provincia de Manabí, generalmente se
la realiza en el cantón Manta, especialmente de productos marinos y oleaginosas, no obstante, que existen
otros cantones que procesan productos naturales, sin embargo, no son significativos al momento de revisar
su contribución en el comercio nacional e internacional. Son justamente estas características de abundante
producción en estado natural y con baja participación industrializadora, las que, sumadas a los distintos
niveles de especialización del trabajo de sus habitantes, las que motivan a la concreción de
mancomunidades, en las que, mediante la asociatividad productiva, pudieran dar paso a procesos
industrializadores, cuyos beneficios tendrían efectos derrame sobre toda la población.
Otro aspecto importante a considerar para la conformación de las mancomunidades entre los
cantones manabitas, es el hecho de que, la provincia cuenta con una adecuada infraestructura de servicios
Figura N° 2
Localización de los Objetivos para el Desarrollo Social
La figura destaca, la potencialidad productiva de Manabí, así como,
los desafíos para el desarrollo social.
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básicos y financieros, en la que la presencia del sector financiero en sus diferentes categorías, permitiría
impulsar el desarrollo productivo en su conjunto. Si frente a estas bondades se reconoce que existe la
presencia de varias universidades acreditadas y con diferentes niveles de especialización, se puede afirmar
que existen las condiciones necesarias para la implementación de las autonomías.
No obstante, de lo arriba indicado, será necesario revisar la promulgación de políticas públicas
emitidas por cada Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD), en la que, en uso de sus atribuciones,
deberán observarse algunos puntos de coincidencia para la complementariedad de sus acciones, en pro de
un desarrollo territorial.
De lo antes manifestado, al existir similitud en las líneas de producción por cantones, según su
ubicación geográfica, puede preverse que, los cantones Portoviejo y Manta al estar ubicados en lugares
estratégicos, el primero en el centro de la provincia y capital de la misma, goza de vías de comunicación
terrestre hacia toda la geografía provincial y nacional; y el segundo (Manta), siendo el segundo puerto
marítimo a nivel de importancia a nivel nacional, se convierte en una ventana al mundo para el comercio
internacional, al que habría de sumársele, la presencia del aeropuerto para transporte de personas y
mercancías a nivel nacional e internacional. De estas características se desprende que, Portoviejo y Manta
pudieran constituirse en ciudades industrializadoras del potencial productivo de Manabí, correspondiéndole
a Manta, además, las actividades concernientes a la comercialización internacional.
Lo aquí manifestado, no pretende caer el divisionismo administrativo-productivo; sino,
operativizar los procesos de producción, transformación, cambio y consumo de las potencialidades
productivas en el territorio. Visto así el proceso, la contribución que desde Manabí se dé al desarrollo
nacional, contribuirá significativamente en los indicadores de crecimiento, debiendo encausar estos
beneficios en pro de los ciudadanos como principio y fin del proceso de desarrollo territorial.
Aspecto importante a resaltar, en cuanto a las potencialidades de infraestructura productiva en la
provincia de Manabí, es la presencia de varias represas, entre las que destacan, la represa La Esperanza,
que además de abastecer de agua a otras localidades, ha permitido desarrollar el Sistema de Riego Carrizal
Chone, considerada una de las obras más importantes para el agro ecuatoriano.
El cantón Chone, con una población aproximada de 42.000 habitantes (Censo Nacional, 2010), se
caracteriza por su abundante producción ganadera y agrícola, lo cual se ve reflejado en su significativo
aporte al Producto Interno Bruto provincial (PIBp);
sin embargo, su riqueza no se ve reflejada en
mejores condiciones de vida de sus habitantes, lo
cual conduce a pensar que, existe un alto nivel de
concentración de la riqueza, y consecuentemente
una inequitativa distribución de los medios de
producción, siendo por tanto necesario, repensar en
el modelo de producción hasta ahora asumido, en la
que, la asociatividad como requisito para la
conformación de la mancomunidad, pudiera ser el
camino alternativo.
Como se mencionó anteriormente, la ciudad de Portoviejo cabecera del cantón de su propio
nombre, se erige como la capital provincial de los manabitas. Este cantón ubicado en el valle del Río
Portoviejo, se caracteriza por tener una base económica sustentada en la agricultura, avicultura, silvicultura
y pesca, potencialidades que se ven favorecidas por la ubicación geográfica, como se muestra en la figura
Figura N° 3
Localización y potencialidades productivas del cantón Portoviejo
La figura, muestra la ubicación geográfica-política del cantón
Portoviejo, resaltando sus principales líneas de producción.
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de localización y potencialidades, donde convergen todas las vías terrestres de comunicación con el país,
dándole la oportunidad de desarrollar su comercio interno al por mayor y menor; sin embargo, al no poseer
una infraestructura industrial significativa que permita la transformación de sus productos, y con ella,
desarrollar cadenas productivas industrializadas, estos son comercializados en estado natural, por lo que, la
agregación de valor, es poco significativo.
Además de su base productiva, Portoviejo cuenta con atractivos turísticos de sol, mar, playas y
bosques, lo cual ha permitido desarrollar actividades de turismo y esparcimiento en toda su geografía. El
estuario del Río Portoviejo, junto a las playas del balneario Crucita (en el Océano Pacífico), constituyen un
atractivo natural para propios y extraños, en la que además se produce la captura de gran parte de la pesca
marina artesanal que se comercia en el mercado local y nacional ecuatoriano.
En la vía que une a Portoviejo con el cantón Pichincha, se encuentra la denominada “Ruta del
Encanto”, en la que se asientan varios centros de recreación para disfrutar de la naturaleza.
Portoviejo poseedora de historia y tradición, así como de un gran potencial arqueológico, al inicio
de este siglo contribuyó con una gran cantidad de piezas arqueológicas y restos de ciudades antiguas,
ubicadas en lo alto del Cerro de Hojas o estribación de la Cordillera de los Andes.
Como capital provincial, es permanentemente considerada centro de manifestaciones políticas y
culturales, conocida también como la ciudad de los Reales Tamarindos, porque hubo una época en que se
plantaron y crecieron los más frondosos árboles de esta fruta.
Durante los últimos años, y particularmente después del Terremoto del año 2016, Portoviejo ha
experimentado una transformación urbanística, que solo ocurre en ciudades en constante progreso, dentro
de estas transformaciones, cuenta con mega parques, así como la reconstrucción de sus calles y plazas bajo
un concepto de regeneración urbana para el goce y disfrute de la población local y de turistas.
La artesanía es otra de las manifestaciones de la cultura popular del portovejense; así, por ejemplo,
en la parroquia urbana de Picoazá, se elaboran sombreros y muebles de madera; en Riochico se
confeccionan las hamacas de hilo, manteles y bordados de todo tipo, preparación de dulces y otras recetas.
Entre las parroquias urbanas de Portoviejo constan: 12 de Marzo; 18 de Octubre; Andrés de Vera;
Colón; Francisco Pacheco; San Pablo; Simón Bolívar; Picoazá; y, Portoviejo (cabecera cantonal). Son
parroquias rurales de este cantón: Abdón Calderón (San Francisco de Asís); Alhajuela (Bajo Grande);
Chirijos; Crucita; Pueblo Nuevo; San Plácido; Riochico (Río Chico) (la más antigua).
Por su parte, el cantón Manta, también
conocido como San Pablo de Manta, es una ciudad
manabita y cabecera del cantón de su propio nombre.
Este cantón al ser el segundo puerto en orden de
importancia a nivel nacional, posee una variedad
poblacional en cuanto a su permanencia; así, en ella
se radican propios, inversionistas, turistas y
migrantes laborales; dando paso a ser considerada
como la ciudad más poblada de la provincia de
Manabí.
Como se muestra en la figura que evidencia
la localización y potencialidad productiva del cantón Manta, esta al estar geográficamente localizada en
una bahía, le ha permitido desarrollarse como puerto internacional en la costa del Océano Pacífico, al centro
Figura N° 4
Localización y potencialidades productivas del cantón Manta
La figura, muestra la ubicación geográfica, y la potencialidad
productiva del cantón Manta.
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de la región litoral del Ecuador, en los flancos externos de la cordillera occidental de los Andes, a seis
msnm y con un clima tropical seco de 23°C en promedio.
Manta también conocida como "La Puerta del Pacífico" tiene una población local de
aproximadamente 250.000 habitantes lo que la convierte en la séptima ciudad más poblada del país. Dadas
sus características de ubicación geográfica, es el núcleo del área metropolitana de Manabí centro, junto con
la capital provincial, Portoviejo; la conurbación está constituida además por ciudades y parroquias rurales
cercanas. El conglomerado alberga a 651.053 habitantes aproximadamente, y ocupa la cuarta posición entre
las conurbaciones del Ecuador.
La ciudad de Manta, constituye uno de los más importantes centros administrativos, económicos,
financieros y comerciales del Ecuador, razón por la cual, se encuentra en proceso de estudios finales el
Proyecto Manta Manaos, que busca enlazar a todo el país en actividades productivas y de comercio a
través de vías terrestres de primer orden, que partiendo de Manta y aprovechando las bondades del Puerto
Seco de Santo Domingo de las Tsáchilas llegará a la Amazonía ecuatoriana para por vía fluvial conectarse
con Perú y Brasil hasta llegar a Manaos, para a través del Océano Atlántico tener presencia en los mercados
asiáticos, reduciendo así tiempo y costos de operación al eludir al Canal de Panamá.
Esto significa, que no solamente se verían favorecidas las economías de Ecuador, Perú y Brasil;
sino también la de otros países de Sudamérica que verían en el Puerto de Manta una oportunidad para
impulsar cadenas productivas.
Por lo ya señalado, las principales actividades presentes en Manta son el comercio y la industria
pesquera, donde sobresale la pesca y procesamiento del atún. También destacan empresas de aceites
vegetales y maquiladoras.
De conformidad con la información proporcionada por la Autoridad Portuaria de Manta y
corroborada en los balances del Banco Central del Ecuador, en el 2018 la provincia de Manabí aportó con
5.693’691.986 dólares al PIB. En la ciudad de Manta, el puerto pesquero aportó con 1.900’654.170 dólares
junto al cantón contiguo Montecristi que sumó 508’077.069 dólares, esta participación productiva, la
convierte en el eje económico de la provincia, revelando así la importancia de los sectores industrial y
empresarial en el desarrollo provincial. La industria manufacturera es la que más aporta al producto
nacional con el 31,3%, según la agenda del Ministerio Coordinador de Producción, Empleo y
Competitividad. La Fabril, considerada una de las empresas con mayor producción del país tiene su planta
industrial en Manta; otras fábricas de gran importancia en la provincia son: Conservas Isabel, Inepaca,
Seafman, Tecopesca, Marbelize, entre otras. En cada una de estas empresas, trabajan en promedio entre
800 y 1.200 personas, por lo que son consideradas las de mayor captación de mano de obra en el país.
En el territorio manabita, nueve de cada 10 empresas más grandes de Manabí pertenecen al sector
industrial y se ubican en los alrededores de Manta; las que a su vez integran el grupo de las 200 compañías
más grandes de Ecuador. La facturación promedio anual del grupo de industrias es de aproximadamente $
405 millones al año.
En el cantón Manta, el turismo es otro rubro importante para su desarrollo, influenciado por la Ruta del
Spondilus (carretera que une a ciudades y balnearios turísticos de la costa ecuatoriana), permite la
movilidad de turistas a lo largo de todo el territorio ecuatoriano, desarrollando así entre otros negocios, la
industria hotelera y similares, con lo cual se potencian diferentes cadenas productivas.
De todo lo anterior se desprende que, el fortalecimiento de las cadenas productivas solo será
posible en la medida en que se logren establecer acuerdos productivos entre cantones, los que, a partir de
adecuadas políticas públicas, darían paso a la conformación de mancomunidades, y con ello conurbaciones
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mucho más eficientes. De aquí, que un adecuado inicio para la provincia de Manabí es la de aprovechar las
potencialidades de los cantones mancomunados para el crecimiento y diversificación de la producción,
logrando así desarrollar procesos industrializadores para el comercio interno y externo de la provincia.
Lo hasta aquí manifestado, no significa caer en la exclusión territorial, todo lo contrario, constituye
una estrategia para construir un sendero de producción y comercialización que desde el uso adecuado de la
potencialidad endógena permita a corto y mediano plazo unir esfuerzos de otros cantones para un “Buen
Vivir” de los ecuatorianos.
DISCUSIÓN SOBRE LOS RESULTADOS
Tradicionalmente, el Producto Interno Bruto (PIB) per Cápita, ha sido un indicador utilizado para conocer
la generación de los ingresos promedios de una población, en la que además, permite hacer comparaciones
de su evolución entre territorios; sin embargo, a pesar de estas bondades, este indicador no facilita el análisis
sobre la distribución del ingreso ni de la movilidad de los capitales; esto se pone de manifiesto cuando se
observa territorios con altos ingresos percápita, pero también con altos niveles de pobreza y desigualdad.
Para el caso ecuatoriano, al analizar estos indicadores por provincias, habrá de considerarse que
la riqueza local al no ser estática, el PIB medirá el lugar donde se genera, pero no donde es consumida.
Según datos del año 2017, Ecuador reporta un PIB Per Cápita Nominal de USD 6231, que en términos de
poder de paridad de compra representan USD 11732. Entre las provincias donde se genera mayor riqueza
por habitante constan: Orellana, Pichincha y Galápagos.
De conformidad con los razonamientos que se han venido realizando, este trabajo sostiene que, el
desarrollo territorial es un proceso implementado por los actores locales del territorio, en la que se procuran
fortalecer las capacidades locales, y aprovechar los recursos propios y externos, para de esta manera
consolidar un entramado socioinstitucional que tribute a mejorar la calidad de vida de la población.
Siendo el mejoramiento de la calidad de vida uno de los objetivos del desarrollo, en el contexto
ecuatoriano parecería que este se diluye cuando se observa que una de sus políticas económicas de carácter
nacional ha sido tradicionalmente el endeudamiento externo, y con él responder a medidas impuestas por
organismos internacionales para cubrir deudas del pasado y presente; a esto habría de sumársele problemas
internos de corrupción e inequidades en la distribución del ingreso, por lo que, los esfuerzos del tal ansiado
desarrollo estarían orientados a otros propósitos que no necesariamente son los de atender a la población
local más desprotegida.
Si bien, para el presente estudio se ha tomado como referencia a la provincia de Manabí,
particularizando en las características de sus cantones, esto no significa bajo ningún punto de vista una
exclusión territorial, más por el contrario, lo que se busca es provocar alianzas que viabilicen el proyecto
de mancomunidad en la ruta de un desarrollo de abajo hacia arriba, en la que la asociatividad entre los
involucrados genere sinergias y complementariedades.
De conformidad con las características de los cantones ya citados, estos al poseer una tradición
cultural distintiva que, junto a sus potencialidades productivas, de comercio y servicios, constituyen la base
sobre la que se pueda edificar una marca territorial y de país, esto permitiría desarrollar nuevos proyectos
que contribuirán a contrarrestar las inequidades, a la vez que se fortalece la creación de cadenas productivas,
ampliando así el mercado laboral y generando nuevos y mayor cantidad de bienes y servicios que aportarían
al crecimiento del PIB local-nacional.
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Para la operatividad y puesta en marcha de la conformación de la mancomunidad entre los
cantones objeto del presente estudio, existe el marco jurídico y la voluntad política expresada en la Carta
Magna y sus Leyes Anexas, por lo que será necesario establecer las directrices en cuanto a volumen de
producción y comercialización, sin afectar a las generaciones presentes y futuras ni atentar contra el medio
natural.
CONCLUSIONES
La provincia de Manabí, dadas sus condiciones naturales de ubicación geográfica, posee un
significativo potencial productivo diverso y en estado natural identificado por grupos de cantones.
La diversidad productiva presente en territorio manabita, ha permitido la generación de diversas
especializaciones de trabajo, que se ven complementadas con la formación académica de las
universidades presentes en el territorio.
No obstante que, a nivel nacional, Manabí es considerada como la principal provincia proveedora
de productos y riqueza natural, esta no se ve reflejada en mejores condiciones de vida para sus
habitantes.
Frente a las necesidades sociales y productivas presentes en Manabí, los procesos para la
conformación de mancomunidades, no ha sido suficientemente atendido, lo cual presenta a este
territorio como proveedora de productos en estado natural o con insuficiente nivel de
industrialización.
Los niveles de crecimiento mostrados por la provincia de Manabí, durante décadas, han sido el
resultado de esfuerzos individualizados de los cantones que la integran, lo cual ha dejado al
descubierto el poco aprovechamiento de las sinergias que pudieran darse, a partir de una sinergia
sustentada en principios de mancomunidad.
La infraestructura productiva de Manabí, no ha logrado desarrollar niveles tecnológicos a escala
internacional, por lo que, la producción que en ella se genera, es particularmente en estado natural,
pudiendo exceptuarse en ciertos renglones productivos, al cantón Manta, donde la manufactura
pesquera principalmente, ha logrado un significativo desarrollo.
No obstante, de reconocer el desarrollo productivo del cantón Manta, especialmente en lo referente
a la industria pesquera, sus beneficios no se ven reflejados en mejores estándares de vida para sus
habitantes, lo cual es entendido, como un rasgo de inequidad y exclusión social.
Frente a los problemas del desarrollo desigual entre los cantones manabitas, las universidades
insertas en el territorio, no han dado la suficiente respuesta a las necesidades sociales, con lo cual,
se estaría tipificando un escenario que apunta al crecimiento, relegando a un segundo plano el
desarrollo social.
Los esfuerzos desarrollados desde la academia, especialmente en sus líneas sustantivas como son,
la investigación, la docencia y la vinculación con la sociedad, no han logrado armonizar el debate
entre el crecimiento y el desarrollo socioeconómico, por lo que, sus resultados, han seguido
reproduciendo más de lo mismo, sin alcanzar los estándares de calidad de vida que demanda la
sociedad.
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