Facultad de Ciencias Administrativas. Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí. Manta, Ecuador.
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investigaciones y talleres prácticos que contribuyan al fortalecimiento de los contenidos de la asignatura. Según
Cruz, Criollo, & Raffo (2017) “Calificando los elementos motivacionales tendremos como consecuencia lo
dificultoso que será para el alumno mostrarse estimulado al efectuar trabajos o tareas universitarias cuando se
sientan con incapacidad de realizarlo (elemento de expectativa), si la actividad a desempeñar no posee ningún
interés hacia él (elemento de valor), o si le resulta fastidioso, cansado, aburrido o desagradable (elemento
afectivo). Sin embargo, equilibrando correctamente los tres elementos, lograremos implicar al educando en un
proceso con juicio de autoeficacia, productividad, valor en el rendimiento y funcionalidad”. Lo que más valor
tiene en la vida es lo que se obtiene con esfuerzo y perseverancia, por ello es necesario alentar a los estudiantes
a alcanzar su meta propuesta.
Los estudiantes en las encuestas han manifestado su preferencia hacia la educación presencial, sin
embargo, también existe un nivel 3 y 4 sobre 5 de aceptación de las clases virtuales, es decir, que esta nueva
experiencia ha generado cierta satisfacción en su proceso de aprendizaje. Los cambios generalmente presentan
cierta resistencia y en este nuevo escenario no ha sido la excepción, por ello su preferencia hacia la modalidad
presencial. Además, “la educación presencial o adiestramiento por comunicación boca a boca existe desde el
principio de los tiempos, desde que el Homo Sapiens empezó a discernir. Ha constituido la base de la
transmisión de conocimiento durante siglos, fundamentalmente aporta el hecho enriquecedor del contacto
socializador, de la expresión corporal de sensaciones, anhelos y emociones, imposibles de emular a distancia”
(Martínez, 2017). Al ser un modelo que han vivido por años desde la escuela, colegio y en parte de su educación
superior se ha constituido en su estilo de vida y de aprendizaje, que al presentarse un cambio hacia entornos
virtuales genera en ellos una práctica diferente.
Para que exista una buena retroalimentación del aprendizaje y los estudiantes se adapten a la nueva
tendencia virtual se requiere que los docentes adopten “unos perfiles humanos, didácticos, pedagógicos y éticos
diferentes a los de la educación presencial. En el aula tradicional hay oportunidad para ser creativos, las
instancias se viven en tiempo real, la comunicación emerge en doble canal entre profesor y alumnos y hay
lecturas de gestos, posturas e interpretaciones, condiciones que deben también cumplirse dentro del aula virtual,
pero que exigen ingredientes de pedagogía y tecnología de especial disposición. Aquí, el profesor debe ser un
diseñador de ambientes de aprendizaje y no solamente un planeador de clases. En este sentido, su creatividad y
su didáctica son imperativas” (Cibereducación Fundación Universitaria Católica del Norte, 2005).
“Una de las ventajas principales de la enseñanza virtual es que permite una interacción sincrónica y
asincrónica, es decir no está sujeta a restricciones espaciales o temporales. Estas condiciones propician el
aprendizaje autorregulado y la reflexión. Las fortalezas de este tipo de aprendizaje se sustentan en premisas de
la epistemología constructivista” (Álvarez, 2002). Por tanto, los alumnos pueden estudiar desde cualquier área
geográfica y haciendo uso del tiempo de acuerdo con su disponibilidad. Durante las horas asincrónicas los